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Agustina y compañía tienen razón: no existen los superhombres
El Opus Dei es un camino para superhombres;
no existen los superhombres;
luego el Opus Dei no es un camino para nadie.

Este razonamiento, como el anterior, sería cierto si sus premisas lo fueran. A diferencia del anterior, sus premisas están bien formuladas, pueden relacionarse entre sí. Pero la primera es falsa. Para llegar a ella, según me parece (y por ello ya lo escribí), se transforma la afirmación "el Opus Dei puede ser un camino para cualquiera" en "el Opus Dei es el único camino para todos (y cada uno)".

Aunque no existe prueba de que el Opus Dei haya hecho esta afirmación, me parece que Agustina y compañía la consideran segunda premisa del silogismo recién analizado, y falsa por resultar falso el silogismo (lo cual parece ser verdad, y perdón por el trabalenguas). Como dije, falta por saber dónde y cuándo se han enterado Agustina y compañía de que el Opus Dei afirme ser el único camino para todos.

Si esa premisa es falsa, debe ser verdadera su contraria: que el Opus Dei es en realidad un camino para "gente anormal", a la que, tomando la cuestión en sentido positivo, llamaríamos "superhombres". Ahora bien, si llegáramos a probar que tal tipo de persona no puede existir, entonces es que el Opus Dei no es un camino para nadie.

Presumiblemente, Agustina y compañía no han llegado a estas conclusiones porque desvelaron un secreto secretísimo (la premisa de que el Opus Dei es el único camino para todos) o por un simple error de razonamiento. Por la razón que sea, han llegado a la conclusión de que (en el fondo) el Opus Dei pide imposibles, y que no existe un tipo de superhombre que pueda cumplir tales propuestas: un hombre normal acaba deprimido o esquizofrénico, si no se da antes cuenta de adónde le lleva ese camino, y se va. El Opus Dei (pienso yo a título personal) le da la razón en ello: quien pretenda ser un superhombre, terminará deprimido, esquizofrénico o yéndose del Opus Dei.

La presunta presencia en el Opus Dei de personas deprimidas o esquizofrénicas o el que haya gente (por supuesto normal, y según él mucha) que se va sería para Agustina y compañía una prueba de que el Opus Dei pide imposibles, y de que para ello manipula las conciencias, come los cocos, y cosas por el estilo. El que la gente que se va sea normal lo doy por supuesto, y el que sean muchos o pocos, me parece que no es aquí lo importante: Agustina y compañía están tratando de explicar qué es el Opus Dei y cómo son las personas que se quedan, y no tanto las que se van. También a mí me interesa más lo primero.

La alternativa de Agustina y compañía —el Opus Dei es un camino para superhombres o no es camino— es en realidad una afirmación, porque tanto ellos como yo (y pienso que también el Opus Dei) admitimos que no existen superhombres: sería racismo. Lo que nos diferencia es que ellos creen en el secreto que dicen haber descubierto, y yo de momento no encuentro argumentos para negar al Opus Dei el derecho a presentarse, e incluso quiza ser, un camino para algunas personas normales que se esfuerzan por seguirlo porque piensan que de esa forma agradan a Dios. El Opus Dei sí afirma algo acerca de TODA persona normal: que es capaz de conocer y tratar a Dios, y de conocer de esa forma lo que Dios quiere para ella: su vocación. Algunas de esas personas tratarán de encontrar en el Opus Dei ese camino.

O aceptamos que esto pueda ser cierto (reconociendo al Opus Dei y a sus miembros al menos el derecho a intentarlo) o admitimos que es cierto lo que dicen Agustina y compañía: para ello, me parece que sería de justicia que dieran algún dato sobre cómo han llegado a descubrir este secreto secretísimo. Porque equivale a afirmar que la gente del Opus Dei cree ser Supermán sin serlo (ya que no es posible serlo). Es decir, que son psicológicamente débiles, o no lo son pero están sometidos a una fuerza tiránica y necesitan de alguien que (sin ser Supermán) venga a liberarlos.

Tratar de comprobar si esto es cierto requeriría examinar psicológica o psiquiátricamente por decreto a un colectivo que no está fuera de la ley, algo que me parece difícilmente compatible con nuestro modo de entender el derecho: sería por lo menos una violación de la intimidad de las personas inadmisible en una sociedad democrática. En mi opinión, la solución es más sencilla.