Dar la cara Hitler, Franco y otros dictadores
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Gente que da la cara Frente a los problemas hay gente que se desespera, pensando que ser honrado es una utopía imposible. ¿No hay nada por lo que valga la pena luchar? Si eso fuera cierto, nada de lo que hiciéramos importaría, y deberíamos reservar la misma valoración para Hitler que para la Madre Teresa de Calcuta. ¿No da todo igual? Parece que no. De lo contrario, lo que he escrito en el párrafo anterior sería cierto. Y si es falso, es que la honradez es posible y que tiene sentido buscarla. ¿Cómo distinguir la honradez? A simple vista. La honradez es difícil de definir, como lo es la superchería. Pero para eso tenemos ojos. Y oídos. En estas páginas escribiré sobre gente a la que he visto y oído, y que me parece honrada. ¿Autobombo? Es posible que mis personajes se pinten más bonitos de lo que son. Además algunos son del Opus Dei, y eso podría despertar suspicacias. Así que he procurado contrastar lo que dicen con testimonios de personas que los conocen bien y que no son del Opus Dei. ¿Pretendo contestar a las
críticas? No puedo negar las experiencias de otros. Pero
las experiencias -y los problemas de que hablaba al principio-
pueden deformar el juicio subjetivo sobre uno mismo y sobre
los otros. Por eso prefiero contrastar. Aquí no me refiero a
las experiencias negativas de otras personas a las que no
trato de contestar. Presento en cambio experiencias positivas.
Contradecir a quien piense que el bien es imposible es, en
cierto modo, contestarle. Pero no es una actividad negativa,
sino afirmativa. |