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Hitler, Franco y otros dictadores

Mi opinión personal no pretende ser una opinión colectiva ni la única posible. Aunque procuro usar el sentido común, ni lo agoto, ni estoy a salvo de errores.

Los dictadores suelen ser gente que, al menos en algún momento de su existencia (los períodos en que gobernaban) creyeron acaparar el sentido común y estar a salvo de errores.

Se equivocaron como casi todo el que piensa que a él eso no puede pasarle. La gente que fue engañada por ellos, y aquéllos a quienes persiguieron, tenían al menos dos opciones: sigamos tratando de buscar opciones políticas con sentido común —lo cual exige esfuerzo— o busquemos una utopía que nos ahorre ese esfuerzo.

Si quienes creyeron conducirnos hacia la verdad fracasaron y no queremos seguir buscando, lo más fácil podría ser admitir, como principio básico de la sociedad, que no existe ningún principio. Pero esa tolerancia-como-principio (que quizá podría llamarse "tolerancismo", pero más exactamente relativismo) es, al igual que todo escepticismo, contradictoria: afirma una verdad, y ésa es que no existe más verdad que la negación de todas. Tampoco se puede practicar, ya que, según su "lógica", todo es tolerable, menos pensar que uno ha encontrado un principio válido (distinto al de tolerancia).

Los cristianos entienden la tolerancia como virtud, pero tienen principios: proclaman verdades. Los dictadores encuentran en los cristianos un peligro, porque éstos no conceden crédito a la presunta infalibilidad del dictador. No obstante, uno de los principios cristianos (y me atrevería a decir que de sentido común) es que en toda sociedad ha de haber una autoridad (que debe ejercerse en beneficio de todos): Cristo no negó (al menos cierta) legitimidad a Pilatos, ni San Pablo a Nerón: eso no significa que las condenas a muerte de ambos fueran justas.

Aceptar un principio de autoridad implica que los cristianos no necesariamente se rebelan ante todo acto de un gobernante injusto: éste también es capaz de realizar actos justos o puede haber situaciones en que sea preferible tolerar un acto injusto a rebelarse. Eso no significa aceptar la injusticia y menos compartir la ideología del dictador. En todo caso, me parece necesario conocer el contexto de cada caso particular para poder comprenderlo.

Santiago Mata. 18.10.2005