Hitler,
Franco y otros dictadores
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Josemaría
Escrivá y Hitler ¿Hablamos
de historia o tiramos piedras? Como el testimonio de Felzmann es el discordante, me referiré desde este punto de vista al hablar de credibilidad a él y a lo que dice; mientras tanto, presentaré los testimonios en el orden cronológico de los sucesos a que dicen referirse. ¿Qué
dijo Escrivá sobre Hitler antes de la muerte del dictador? "Nos
saludamos, me dijo su nombre y estuvimos hablando de la situación
histórica que atravesábamos. Yo le comenté que
acababa de regresar de un viaje a Alemania y había podido captar
el miedo de los católicos a manifestar sus convicciones religiosas.
Esto me había llevado a recelar del nazismo; pero, como a muchos
españoles, se me ocultaban los aspectos negativos del sistema
y de la filosofía nazi, deslumbrados por la propaganda de una
Alemania que se presentaba como la fuerza que iba a aniquilar por fin
al comunismo. Y quise saber su opinión. El
sucesor de Escrivá al frente del Opus Dei, Álvaro del
Portillo, que trató al primero casi ininterrumpidamente entre
1935 y 1975, redundaba, en un libro que publicó en 1993, en esta
opinión, sin fecharla, pero refiriéndose al mismo marco
espacio-temporal al que se refería Díaz Ambrona: Amadeo
de Fuenmayor, que conoció a Escrivá en la inmediata posguerra
española, aporta un tercer "testimonio" sobre lo que
pensaba Escrivá del nazismo (publicado por Pilar Urbano en 1995),
cuyos hechos de referencia cabe situar en la época en que Hitler
estaba vivo: ¿Qué
dijo Escrivá sobre Hitler después de la muerte del dictador? Citaré
un último "testimonio", que no se refiere estrictamente
a Hitler sino a los judíos, punto que como se ha visto parece
pasar, tras lo dicho por Felzmann, a primer plano. Se trata de una carta
de Ana Schuster publicada el 14 de enero de 1992 por el diario La Nación
de Buenos Aires: ¿Puede un
único "testigo" desacreditar a muchos que dicen lo
contrario? Me parece claro que, cuando se cita a Felzmann sin citar a las personas que testimonian acerca de condenas al régimen hitleriano por parte de Escrivá (en vida del dictador y después), no hay el mínimo intento de presentar una visión global de la cuestión, es decir: se trata de puras acusaciones de filonazismo. Por tanto, habida cuenta de que se trata además de un "testimonio" único por solitario, y de la gravedad de la acusación, me parece que hay que prestar más atención a la credibilidad en concreto de Felzmann como testigo. La credibilidad
de Felzmann Es posible que el "testimonio" de Felzmann sea absolutamente falso; pero carezco de poder para juzgarlo: en principio, es algo que sólo Felzmann y Escrivá podrían saber, supuesto que hablaran a solas. Cuando alguien se presenta como único testigo "de cargo" (porque testigos "de descargo" hay muchos), es difícil que pueda admitírsele para justificar acusaciones graves, y menos si el acusado no puede contestar. En estos casos lo más que se puede hacer es ver si es posible que el testigo viviera la situación que describe y si lo que dice tiene o no contradicciones internas. ¿Pudo
oír Felzmann lo que dijo oír? No cabe más posibilidad que la de que Escrivá y Felzmann coincidieran en algún momento y que diera la casualidad de que estaban solos y hablaran de este tema. Pero Felzmann no ayuda a resolver la cuestión, ya no precisa cuándo ni dónde oyó lo que dice haber oído; y por no precisar no concreta ni que Escrivá se lo dijera a él. Sólo cabe hacer conjeturas, y éstas son peligrosas tratándose de un tema tan "pringoso" como una acusación de filonazismo, porque analizar si pudo existir tal conversación ya es admitir que pudo existir y alguno llegará más lejos pensando que el que admite otorga, como si ya estuviéramos admitiendo el contenido de una conversación que no sabemos si existió. Puesto que tal afirmación equivale a una denuncia, cualquier juez exigiría algún detalle para admitirla a trámite. De modo que conjeturar, cuando Felzmann no precisa ni fechas ni lugares ni circunstancias, no deja de ser "echarle un cable", y es lógico que quienes conocen por otros muchos testimonios que Escrivá criticó muchas veces a Hitler no quieran hacerlo. Un hecho que no pasaría por alto el juez menos perspicaz es que Felzmann sacó a relucir este presunto testimonio un cuarto de siglo después de haber oído lo que dijo oír, no sólo después de haber muerto Escrivá, sino después de haber abundado en opinar que Escrivá era un santo, y también después de haber dejado de ser del Opus Dei y haber cambiado de opinión respecto a la santidad de Escrivá. Se trata pues del testimonio de una persona que contradice con un nuevo "testimonio" algo que ha dicho anteriormente. Si Felzmann pasó de pensar que Escrivá fue santo a no pensarlo... ¿por qué se produjo este cambio? ¿Porque recordó? ¿O necesitaba recordar algo para dar mayor solidez a ese cambio? Nunca he sido juez y no sé si soy honrado, pero honradamente no sé si habrá un juez que acepte sin más que la liberación de la amnesia pudo ser en Felzmann un acto totalmente desinteresado. ¿Dónde
puede agarrarse el testimonio de Felzmann? Con todo, pienso que su testimonio "conlleva" elementos esclarecedores. ¿Cuáles? No los que Felzmann aporta, evidentemente, sino los que no aporta: aquellos puntos que no resalta, quizá porque le parecen evidentes: 1) es normal que con el paso del tiempo los testimonios se vuelvan imprecisos; 2) Felzmann vivía con otras muchas personas, a las que por entonces también les interesaba conocer todo lo que decía Escrivá, que rara vez podían hablar con él a solas de hecho Felzmann no dice que hablara a solas con Escrivá del asunto, y que comentaban entre sí lo que habían oído decir a Escrivá o "lo que se decía que Escrivá había dicho", o simplemente lo que otros habían dicho... que había dicho alguien. Veamos estos puntos a la luz de lo que tomándome ciertas libertades voy a llamar "la pista griega". La pista griega En las páginas 497 y 498 del tercer tomo de la biografía de Escrivá publicada por Andrés Vázquez de Prada se copia un informe ("Trabajo apostólico en Grecia" conservado en el Archivo General de la Prelatura del Opus Dei, EF-660428-1) redactado por Escrivá para monseñor Angelo Dell´Acqua, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede para asuntos ordinarios, después del único viaje que hizo a Grecia, en el año 1966. En este informe, Escrivá dice que "con vistas a la posibilidad de una acción apostólica, me ha parecido factor determinante la estrecha vinculación existente entre el poder temporal y las autoridades religiosas ortodoxas. Hasta el punto de que estoy persuadido de que si un extranjero intentara difundir la doctrina católica, correría el riesgo de ser acusado de atentar a la unidad del país. Por esto pienso que la única vía posible para desarrollar el apostolado sea la de formar a los ciudadanos católicos del país, del mejor modo posible y fuera de Grecia. Y que, cuando regresen a su nación de origen, sepan ganarse la confianza y la estima de sus compatriotas y conciudadanos dando ejemplo de sincero amor a la Patria, adquiriendo prestigio profesional y mostrando un espíritu de leal comprensión y de diálogo". Me parece interesante notar que el viaje de Escrivá a Grecia coincidió aproximadamente con el comienzo de la estancia de Felzmann en Roma, y que no es demasiado aventurado concluir que el "testimonio" que pretende presentar Felzmann puede basarse en lo que oyó comentar -seguramente no sólo a él sino a un grupo de personas- al fundador del Opus Dei (o a otras personas) sobre ese viaje. Tampoco me parece aventurado suponer que Felzmann no comprendió exactamente algo de lo relatado sobre ese viaje. Que ir a Grecia pensando en comenzar la labor del Opus Dei en ese país pudiera terminar significando pasarse a la Iglesia ortodoxa, es algo que sólo Felzmann ha supuesto. La probabilidad de que Felzmann comprendiera mal a Escrivá, me parece confirmada por lo que dice del tamaño de las "iglesias y congregaciones". Escrivá se refirió a una mentalidad estrecha y nacionalista. Felzmann interpretó esa estrechez en sentido espacial. Si Escrivá se refirió a una mentalidad "de capillita" y Felzmann entendió que las iglesias griegas eran demasiado pequeñas, lo que se puede concluir no es que Escrivá no pudiera pasarse a la ortodoxia por un problema de espacio, sino que los recuerdos de Felzmann son inexactos. Estoy convencido de que Felzmann no ha querido nunca mentir (de todos modos, mi convencimiento no prueba nada, es una corazonada...). Tirando del baúl de los recuerdos, pudo recordar haber oído algo sobre Hitler un cuarto de siglo antes en Roma... Quizá alguien le dijo que lo había dicho Escrivá, quizá ni siquiera eso, pero él supondrá que si lo dijo alguien del Opus Dei, sería porque se lo había oído al Fundador. Quizá un español que los había y bastantes quiso gastarle una broma al inglés coincidiendo con algún cierre de la verja de Gibraltar, o quizá simplemente Felzmann entendió lo de Hitler tan rematadamente mal como lo de Grecia... Yo no me invento estos quizás, he tenido que buscarlos porque Felzmann no recuerda esos detalles. Pero son circunstancias reales. Un testimonio vago, contradictorio con lo que el testigo ha declarado anteriormente; en una persona que ya ha dado muestra de entender en sentido disparatado algo que también dijo haber oído en la misma época y a la misma persona, no puede desacreditar el testimonio contrario de otras muchas personas que no sufrían esas limitaciones. Y menos para desacreditar, al hacer caer sobre él la sospecha de filonazismo, a un personaje sobre cuya honradez han dado testimonio miles de personas, incluso el mismo Felzmann antes de cambiar de opinión. Yo aquí no pretendo preguntarme por qué cambió de opinión, sólo estoy seguro de que, si fue por lo que dice haber recordado, sería mejor que tratara de refrescar la memoria con ayuda quizá de otros testigos más cualificados. |