Sentido
común Hitler, Franco y otros dictadores
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¿Quién
juzga sin oír a las dos partes? Agustina reconoce esta unilateralidad al afirmar, en su página de arranque: "En general, nuestra visión difiere sustancialmente de la que la prelatura del Opus Dei proyecta de sí misma en sus webs y medios de comunicación. Consideramos que la libertad de expresión enriquece el debate, aunque el Opus Dei piense lo contrario". Para afirmar que el Opus Dei piensa que la libertad de expresión no enriquece el debate, me parece que habría que aportar alguna prueba. Siempre que no se tome como ofensa, permítaseme opinar que esta afirmación me parece gratuita, o al menos muy barata, pues no hay cita procedente "del Opus Dei" que la avale. Permítaseme dar un paso más y afirmar que no veo tal debate. No digo que el Opus Dei no responda en absoluto a las críticas, sino que no responde a la esencia de la página web a la que me refiero: "la verdad de los que estuvimos dentro" (procuraré no repetir muchas veces que me parece incorrecto tomar una parte estadísticamente no representativa por el todo de "los que se fueron"). La página de Agustina contiene relatos de todo tipo, incluidos relatos de personas que no han tenido ningún contacto con el Opus Dei y que vituperan contra él, pero en esencia contiene relatos de personas que se fueron y tienen una opinión crítica, y exponen lo que les pasó y por qué se fueron (y algo más: pero al "mensaje" me referiré luego). Testimonios que no dejan de ser una parte de la historia. Pero siempre la misma parte. Falta la "visión desde el Opus Dei", suponiendo que exista. ¿Por qué falta? ¿Falta en esta página web o falta en absoluto? Ciertamente, los interesados tratan de
dar una explicación del punto de vista que consideran "del
Opus Dei", o al menos de otras personas que intervienen en sus
historias y que siguen perteneciendo al Opus Dei. Pero falta propiamente
"la otra parte". Algunos autores dentro de la página de Agustina afirman lo contrario al decir que, cuando se fueron, se habló mal de ellos en el Opus Dei. Es algo que no puedo negar (pero tampoco afirmar), puesto que, como he dicho, no conozco ninguno de estos casos. Afirmo en cambio que nunca he oído hablar mal de ninguna de las personas que conozco y que ha dejado de ser del Opus Dei. Lo repito: de ninguna. Si fueran ciertas tales reacciones negativas, no me parecerían justificables, es más, me parecerían condenables, pero no voy a seguir en esta línea, pues podría ser hipócrita decir "lo siento", cuando no se ha tomado parte en la discordia. Decir es que tales reacciones no representan el punto de vista del Opus Dei y que son comprensibles sería irse por la tangente. Me parece que si alguien aprecia una conducta injusta, es posible que deba denunciarla. Si no lo hace, quizá sea por tres razones (o una mezcla de ellas): 1) Sigue apreciando a esas personas y
renuncia a acusarlas. En este caso, aparentemente se renuncia a exigir
reparación por una injusticia, pero se puede cometer otra, si
se recurre a acusaciones colectivas en lugar de señalar a los
auténticos responsables. ¿Por
qué no se hace oír el Opus Dei? ¿No es posible que algunas de las personas que se van cometan injusticias contra el Opus Dei o contra personas del Opus Dei? Es posible. ¿Y por qué no denuncia el Opus Dei estos hechos? En mi opinión, porque en la mayoría de los casos esto no aportaría nada: en particular, amargaría la vida de algunas de esas personas que se van, sin motivo suficiente. La justicia no es un absoluto, en la tierra. Pretender ajustar todas las cuentas aquí abajo no llevaría más que a una caza de brujas. Pienso que en la mayor parte de los casos, como por lo demás pasa con la mayoría de los traumas de la vida, sólo en una pequeña parte, infimísima parte, en una parte estadísticamente irrelevante, tiene sentido apelar a los tribunales. ¿No apela el Opus Dei nunca a los tribunales? Sí, alguna vez. ¿Cuándo? Cuando el mal que supone callar es mayor que el daño que puede producir aclarar la verdad. O, al revés, cuando el bien es mayor. ¿Qué bien se obtiene callando? La paz de las conciencias, en particular de las conciencias de los que se van: no comerse el coco. Resulta que hay algunas personas que se comen tanto el coco acusando a la otra parte que parece que convendría poner las cosas claras. ¿Dónde está el límite tolerable? En mi opinión, tal barrera es transgredida por las acusaciones colectivas, infundadas y públicas. ¿Es la página de Agustina un ejemplo de ello? Me parece que puede serlo, pero no soy quien debe tomar cartas o juzgar al respecto. No represento a todos los que, siendo o habiendo sido del Opus Dei, no se sienten representados por tal página web: en la medida en que me siento afectado, respondo de momento desde esta otra página web. |