Los fieles
del Opus Dei, ¿son un modelo de santidad?
El Opus Dei tiene algo que decir a todos y cada uno de los hombres.
Porque la llamada universal a la santidad es el camino de cada persona.
En cambio, ser del Opus Dei es sólo el camino particular de algunos:
de aquellos para los que Dios quiere que den testimonio de cómo
funciona esa llamada universal a la santidad, de modo que ésta
nunca más caiga en el olvido.
Recuérdese que dar ejemplo, en clave cristiana, significa recordar
que somos débiles y que en todo momento debemos apoyarnos en
Dios: las personas llamadas al Opus Dei no son, por tanto, ni mejores
ni más fuertes que los demás, e incluso, de tener que
decir algo a este respecto —lo que seguramente será pretencioso—,
quizá fuera más exacto pensar que Dios elegirá
para que sean del Opus Dei a quienes son más débiles y
necesitan apoyarse más en Él. No son sólo ellos,
sino todos, quienes tienen que ser santos. Su mensaje no es: aquí
estamos los llamados a ser santos, y los demás que hagan lo que
puedan (equivaldría a negar directamente el mensaje); sino: para
que veas que tú también puedes ser santo, no tienes más
que ver que yo, siendo más débil (o al menos no más
fuerte que tú), puedo serlo, siempre y cuando no me fíe
de mis propias fuerzas sino de las de Dios.
Dicho de otro modo, los miembros del Opus Dei no son ejemplo de santidad,
sino que han recibido una llamada para dar ejemplo de cómo cualquier
persona puede tratar de ser santo. El que lo sean o no, depende en primer
lugar de que Dios ponga la santidad que de ellos quiere, y después
de la generosidad con que cada uno de ellos responda.